miércoles, 27 de mayo de 2020

NÉSTOR ÁLAMO

Crónica de la primera grabación de Timple y orquesta.
Screenshot_2016-02-19-14-22-20En el año 1951 Néstor Álamo concede una entrevista a la Falange en la que relata la vicisitudes de la grabación por primera vez juntos,el Timple y una formación orquestal.
Ante la negativa de el director (el maestro Cisneros), se produjo la situación anecdótica de no tener preparado un músico que tocara el instrumento.
Néstor Álamo, tuvo que demostrar su conocido genio para que finalmente se incluyera.
El elegido fue Leocadio Machado  (periodista canario de origen Tinerfeño) que, a instancias de Agustín Miranda y Pancho Guerra; ya que los tres eran asiduos a una tertulia de isleños transterrados en Madrid,y en la que también participaba María Mérida, que terminaría por ser el germen del Hogar Canario en la capital.
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Leocadio Machado se  traslada a Madrid a vivir con veinte años, allí desarrollaría su carrera profesional llegando a ser director de programación de RNE y también escritor de temática vitivinícola.
Era un músico aficionado, tocaba el piano y era amante del folklore canario.
Falleció en 2009 a los 86 años.
La publicación del disco no se llevó a cabo hasta el año 1953, aunque su  grabación se realizó con anterioridad. ( entre el año 50-51)
…….. Ud. es un gran defensor del «timple», ¿no es eso?
En estos discos grabados ahora, se introduce por vez primera el «timple» (el estupendo «timple» canario) en una gran orquesta. Recayó para mi el honor de haber logrado este triunfo. Para mi, para Agustín Miranda Junco y para Pancho Guerra.
– ¿Y eso?
He sido siempre un defensor feroz del «timple»; no de agora sino desde hace veinte y tantos años. Conociendo el auge que en Norteamérica tenía el «banjo» y el «ukelele» no me cabía en la cabeza que aquí perdiéramos la oportunidad del «timple», que es absolutamente nuestro, aunque su forma sea similar al «ukelele», con una cuerda más.
– ¿Hizo Ud. algo en favor del «timple»?
Cuando oí a Jeremías Umpierrez, ese maestro del «cameyiyo», me produjo una impresión tremenda. Me convertí en una viga y media volví loco al pobre Jeremias acuciándolo para que redactara el primer método de «timple».. ¡ y él me hizo caso !
– ¿ Y lo llevo a cabo?
Muchos se rieron de él. El maestro Pich Santasusana, de quién pidió apoyo por estar viviendo del pais, incluso le hizo dos o tres «feos» al pobre Jeremías y este se aburrió. Pero a mi me siguió en la cabeza lo del «timple» en una orquesta. Así que en Madrid impuse al maestro-director que mis canciones o con «timple» o con nada.
– ¿ Y este que le dijo?
Al principio que si, pero luego salieron las pegas, que el «timple» era vulgar, que era estridente, que era poco armónico, pobre, ¡ que sé yo !… Es decir, yo si lo sabía, pero sabía también que nuestro instrumento, en la noche, tiene un sonido que se le clava a uno en la nuca y le prenda y lleva tras su rasgueo ni más ni menos que el imán se lleva a la aguja. Asi que me «plante».
– ¿ Las consecuencias?
Total, que el día de la grabación (domingo por mas señas) nos fuimos a la editora un grupo de canarios; con nosotros Agustin Miranda, que es más canario que yo, so es que esto es posible. Nevaba y hacía un frío del demonio. María Mérida llegó congestionada. Pancho Guerra, que me había alentado en mi lucha pro-«timple» me miraba con toda su desconfianza tirajanera. Pero yo no veía al «timple» ni al «timplista» por lado alguno.
Mis editores, que habian querido asistir también, me miraban extrañados. María Mérida iba poniendo paños calientes de un lado a otro y como en el futbol, (yo nunca he ido a él pero me lo imagino), se formaron dos bandos: de un lado los «timplistas», y del otro lado músicos profesionales, enemigos declarados del «intrusismo» instrumental …
– ¿ Qué equipo marcó el primer gol?
Vera Ud. se grabó «Rubio y Alto»  sin timple, en un arreglo bellísimo, a gran orquesta de cuerdas, del maestro Cisneros. El maestro dijo: «Bien, pues a seguir con las otras». («Ni hablar» -Interpuse-  yo dije que  las canciones irían con «timple» o no irían).
 El hombre «se subió a la parra» . Los músicos en Madríd cobran por horas y calidades y habla allí no sé cuántos primeros premios del Conservatorio Nacional. Yo no me quedé atrás y empecé a dar golpes con un bastón de puño de plata que me había costado tres duros en el Rastro…
– Hombre la escena me va gustando…
María Mérida creyó que sus paños calientes  iban a precisar del árnica. Pero en esto saltó el estupendo diplomático que lleva Agustín Miranda dentro y se comprometió  -con Pancho Guerra- a buscar un «timple»… con su correspondiente «timplista» claro… Y a rodar por Madrid, bajo la nieve, en busca del «tercer hombre»… y nosotros a esperarlos naturalmente.
– ¿Lo consiguieron?
Tras hora y media llegaron. El «timplista» era ese magnífico Leocadio Machado que para mi es un César González Ruano lagunero. A los dos minutos, Leocadio («timple» en mano)  era el dueño de la situación. Las canciones canarias que antes aparecían grises, sin nervio, dentro de la balumba orquestal, eran ahora alegres, pimpantes, llenas de color vital.
Todos (premios nacionales incluidos) lo reconocieron así, aunque yo creo que fué por espíritu de casta; a Leocadio, en aquellos días, le hablan dado la quinta parte del Premio Nacional del Teatro… Lo malo es que en la batalla perdimos una cuerda, porque los tinerfeños tocan el delicioso «cameyiyo» con solo cuatro y como Leocadio es de la otra banda…
– ¿En resumen?
Que bromas aparte, creo que el esas canciones gustan, se le debe en primer lugar a María Mérida, que las hace estupendamente —aunque yo no olvido la inimitable creación que de «Isla mía» hace Milagros Argüello) al «timple» y a Leocadio Machado, que al no sabe música tiene, como hace poco ha dicho María Rosa Alonso, muchos muchísimos bemoles….



Sombra del Nublo
Riscales los de Tejeda,
Cadenas de mis montañas
Montañas las de mi tierra x2
Besos de mujer canaria
Queso tierno y recental,
Vino caliente de abajo
El gofio moreno oliendo.
¡Qué más puedo desear!
El agua por el barranco
Y mi amor en el telar x2
Sombra del Nublo
Altar de mi tierra amada,
Hay nieve y sol en la cumbre
Cumbre de mi Gran Canaria
Cumbre de mi Gran Canaria
Sombra del Nublo
Altar de mi tierra amada,
Hay nieve y sol en la cumbre
Cumbre de mi Gran Canaria
Cumbre de mi Gran Canaria
Roque Nublo, Roque Nublo
Lírica piedra lunar,
Si a tu sombra yo he nacido
Quiero vivir a tu sombra
Y a tu sombra quiero amar.
El alma eres de mi tierra
Fuego y lava junto al mar.
EL ALMA ERES DE MI TIERRA
FUEGO Y LAVA JUNTO AL MAR.

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